Dios
nos habla. Siempre.
A
veces estamos distraídos. Ocupados o agobiados por el trajín de nuestra vida, no
estamos atentos. Tal vez, en ocasiones, los prejuicios nos llevan por delante y
pensamos que en ciertos momentos, espacios o lugares, nunca vamos a escuchar su
voz, ni su mensaje.
Pero
Dios nos sigue hablando. Siempre.
En
pleno siglo XXI, en tiempos de relativismo y ateísmo militante, de indiferencia
hacia el mensaje de Jesús, donde está de moda burlarse de Dios, despreciar en
público a la Iglesia Católica y a aquellos que intentamos seguir los valores
cristianos, futbolistas y entrenadores colombianos y argentinos nos muestran otro
camino. Con gestos, frases y actitudes que nos invitan, a cada uno de nosotros,
a dar testimonio valiente de nuestra fe.
El
sábado 20 de julio de 2024, dos jugadores del club Racing de Avellaneda (uno de
los equipos más populares de Argentina) llamaron la atención del público en el
momento de festejar sus goles. Primero fue Adrián Martínez, autor del primer tanto
del partido. Luego de convertir, levantó su camiseta y debajo de ella, mostró
una remera blanca en donde llevaba escrito un versículo bíblico (que
previamente había posteado en sus redes sociales): "¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde su
vida?" (Marcos 8:36).
Unos
minutos más tarde, su compañero de equipo, el colombiano Johan Carbonero, marcó
otro gol en el mismo arco. Al festejar, también se dirigió hacia las tribunas,
señalando al cielo y comunicándose mediante señas con el público presente,
diciendo: "Yo no, Él". Dando a entender que lo que hacía o lo que estaba
logrando, lo atribuía únicamente a Dios.
San
Pablo escribía en su primera carta a los Corintios: "¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿por qué
te glorías como si no lo hubieras recibido?" (capítulo 4, versículo
7).
Unos
días atrás, el director técnico de la selección de fútbol de Colombia, el
argentino Néstor Lorenzo, en plena conferencia de prensa realizada en Estados
Unidos -con ocasión de la Copa América 2024- declaró que, antes de cada
partido, le pide a la Virgen María que lo proteja a él y a su equipo. Y que al
final de cada compromiso agradece esa protección porque él es “muy mariano”.
El
jugador colombiano Miguel Borja, que juega actualmente en el River Plate de Argentina,
suele festejar sus goles mostrando una camiseta blanca con el texto "La
Gloria es para Dios".
Otro
entrenador argentino, Juan Cruz Real, que también se reconoce católico, hablando
con periodistas en junio de 2024, sobre su club actual, Belgrano, expresó que "es
un equipo que está bendecido. Creo que hay una mano superior y que nos está
ayudando mucho". Real también ha trabajado en Colombia, donde dirigió,
entre otros equipos, al América de Cali. Antes de los partidos, se encomendaba
al Señor de los Milagros; tenía su figura y un crucifijo en el banco de los suplentes.
Colombianos
y argentinos. Unidos y hermanados por la lengua, por su historia, por el fútbol...
unidos y hermanados por la fe.
Agradezcamos
a Dios por estos testimonios, que aparecen cuando uno menos se lo espera. Estando
en casa, mirando por televisión o siguiendo en las redes sociales uno de los
deportes más populares del mundo, nos reconforta ver y escuchar estos gestos,
estas señales, estos mensajes en los medios de comunicación. Son semillas al
viento que en algún momento, vaya a saber cómo o cuándo, van a germinar. Nos
anima y consuela saber que otros, que comparten nuestra fe, se animan a reconocer
abiertamente a Aquel que es el Camino, la Verdad y la Vida.
"Al que me reconozca abiertamente
ante los hombres, yo los reconoceré ante mi Padre que está en el cielo" (Mateo
10, 32).
Es
maravilloso que Dios nos siga hablando. Siempre.